miércoles, 5 de noviembre de 2008

Los dirigentes priístas, súbditos del Gran Elector

JUCHITAN, Oax.- El último presidente que designó al gobernador de Oaxaca fue Ernesto Zedillo, con la derrota del PRI de la presidencia, el Gran Elector y los ritos de la sucesión y designación de cargos de elección popular quedaron reducidos a los feudos estatales.
El último ungido por el Presidente Imperial, fue José Murat, que gracias a la amenaza de irse con la oposición, logró que los entonces secretario de Gobernación y el presidente del CEN del PRI, Francisco Labastida Ochoa y Mariano Palacios Alcocer, convencieran a Zedillo de no arriesgarse a repetir en Oaxaca lo que les pasó con Ricardo Monreal en Zacatecas.
Aunque Diódoro Carrasco había preparado todo para que el tehuano Antonio Estefan Garfias lo sucediera, tuvo que “disciplinarse”. No lo hizo de a gratis, le prometieron hacerlo subsecretario y luego Secretario de Gobernación, desde donde le jugó la contraria a Murat y se cobró el coraje que hizo cuando una cena en la casa de Palacios Alcocer, este le dijo, “va Murat”.
Murat como el presidente Ruiz Cortinez, se divirtió con el juego de la sucesión; el jeromeño al contrario del viejo mandatario, que inauguró la frase “el que se mueve no sale en la foto”, este alentó a varios de sus allegados, hizo comentarios a la prensa, dio señales que aparentemente favorecían a alguno; “fintas” para despistar, porque su delfín ya estaba designado. Todo le salió muy bien, primero porque ya no había otro “jefe” arriba de él, ni Madrazo su aliado y entonces presidente del PRI, ni Elba Esther Gordillo, se metieron en su gallinero. El actual diputado federal había marcado su raya en Oaxaca, cuando con su voz aguardentosa dicen que le dijo al Gobernador de Tamaulipas, aspirante a la presidencia del PRI: “Tú que pones un pie en Oaxaca, y yo que te parto la madre”.
Los dirigentes priístas locales se saben muy bien esta historia, sufrieron personalmente las mentadas de madre que les espetó “El Jefe”, hasta se vistieron durante los seis años de guayaberita blanca y pantalón de mezclilla, algunos incluso llegaron a adoptar el vocabulario del “Gober”. Por eso suenan huecas las declaraciones que hacen a la prensa, de que ya es hora de se le haga caso ala militancia, que basta de imposiciones: “puras habladas”, palabrería barata, pose.
Nunca han protestado ante el Gobernador en turno, cuando designa candidato a algún cargo de elección popular a alguien que no son ellos o afecto a sus intereses, a lo mucho hacen su berrinche, haciendo alguna declaración a la prensa. Pero al final, y en esto se basa la sobre vivencia del PRI, se “disciplinan” porque saben que la mano de la divina gracia del Señor Gobernador, no los va desamparar. Así hay muchos que anuncian su postulación para ser candidatos a cargos de elección popular, a sabiendas que no tienen el apoyo ni de su familia, para ver qué les toca; de perdida una Oficialía del Registro Civil, por ejemplo.

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